Hidratación
La deshidratación es una condición que se caracteriza por perder más líquidos de los que se ingieren, provocando que el cuerpo no pueda funcionar correctamente.
Es importante cuidar la hidratación y prestar especial atención en personas gestantes, lactantes, niños y niñas y personas mayores, ya que presentan mayor riesgo de deshidratación. Para mantener una buena hidratación en épocas de mayor temperatura:
- Tomá agua con mayor frecuencia aunque no tengas sed. Para acordarte y facilitarlo podés tener a mano una botella o jarra de agua.
- Evitá consumir bebidas alcohólicas ya que aumentan la temperatura corporal y la pérdida de líquido.
- Disminuí el consumo de infusiones calientes y evitá el de bebidas azucaradas (como las gaseosas o jugos comerciales).
- Las bebidas recomendadas son el agua segura, aguas saborizadas caseras (con limón, naranja, pomelo, pepino, hojas de menta, jengibre, albahaca), licuados con frutas y/o jugos caseros de fruta.
Ante la aparición de signos de deshidratación como:
- Sed intensa
- Debilidad
- Mareos
- Sequedad en la boca
- Orina de color intenso o con fuerte olor
Trasladate a la sombra, a un lugar fresco o con ventilación. Intentá refrescarte la nuca, cara y ropa e hidratate. Si el malestar persiste, consultá en el centro de salud u hospital más cercano o llamá al sistema de emergencias.
- Ante temperaturas elevadas, protegete del sol mientras amamantás y recordá tomar siempre agua segura en abundancia.
- Si te extraés leche, es importante mantenerla refrigerada.
- Amamantá con mayor frecuencia y a libre demanda a tu bebé para evitar la deshidratación o golpes de calor. Hasta los 6 meses no necesitan otro alimento ni líquido, la leche humana aporta los nutrientes necesarios.
- No es necesario suspender la lactancia si vos o tu bebé contraen dengue.
- Durante el tiempo que dure tu lactancia, está contraindicada la vacunación contra el dengue, pero podés aplicarte otras vacunas de calendario.