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África y Medio Oriente Noticias - 14 Ene 2022

ISRAEL | Importante profesor califica de “fracaso” a las políticas sanitarias israelíes contra el coronavirus

Fuente AJN Fuente AJN

Con un retraso de dos años, finalmente ustedes se dan cuenta de que no se puede derrotar a un virus respiratorio y que todo tipo de intento en esta dirección está condenado al fracaso. Ustedes no lo admiten, porque no lo hicieron con casi ningún error en los últimos dos años, pero mirando para atrás, queda claro que fallaron en casi todas las decisiones, e incluso los medios de comunicación tienen dificultades para cubrir esto. Se negaron a admitir que los contagios llegan en oleadas que se desvanecen por sí solas, a pesar de las observaciones y conocimientos científicos de años. Insistieron en atribuir toda baja de morbilidad de las olas únicamente a sus medidas, y así, a través de la falsa propaganda, poder decir: «vencimos a la pandemia». Y otra vez la vencimos, y otra y otra y otra vez.

Se negaron a admitir que los testeos masivos no son útiles, pese a sus planes de contingencia que determinan explícitamente («Plan de preparación del sistema de salud contra la influenza pandémica, 2007», p. 26).

Se negaron a admitir que quienes se recuperaron del coronavirus presentan mayor protección que la obtenida con la vacuna, pese a que el conocimiento previo y las observaciones muestran que quienes se vacunaron y no atravesaron la enfermedad tienen más probabilidad de infectarse que las personas que sí la superaron. Se negaron a admitir que los vacunados se contagian y contagian pese a lo que claramente puede verse sobre el terreno. En base a esto, esperaron alcanzar la inmunidad de rebaño mediante la vacunación, y también fracasaron. Insistieron en ignorar que la enfermedad es diez veces más peligrosa para grupos de riesgo y adultos mayores, que para los jóvenes que no están en grupos de riesgo, pese a las informaciones que llegaron desde China ya en 2020. Se negaron a adoptar la “Declaración de Barrington”, firmada por más de 60 mil científicos y profesionales médicos, así como el programa de sentido común saludable. Eligieron ridiculizarlos, calumniarlos, distorsionarlos y desacreditarlos. En vez de programas y personas adecuadas eligieron profesionales que carecen de formación relevante para la gestión de una pandemia (físicos como principales asesores gubernamentales, veterinarios, jefes de seguridad, gente de los medios de comunicación, etc.). No establecieron un sistema efectivo para informar los efectos secundarios de las vacunas e incluso eliminaron denuncias de usuarios en su página de Facebook.

Los médicos evitan vincular los efectos secundarios a la vacuna, no sea cosa que los persigan como lo hicieron con algunos de sus colegas. Ignoraron muchos informes de cambios en la intensidad menstrual y tiempos del ciclo menstrual. Ocultaron datos que permiten una investigación objetiva y adecuada (por ejemplo, eliminaron datos de los pasajeros en el aeropuerto Ben Gurion). En su lugar, eligieron publicar artículos no objetivos junto con altos ejecutivos de Pfizer- con claros intererses- sobre la eficacia y seguridad de las vacunas.

Sin embargo, desde las alturas de su arrogancia, también ignoraron el hecho de que al final se revelará la verdad. Y ésta comienza a desnudarse. La verdad es que llevaron la confianza de la población en ustedes a un nivel bajo sin precedentes, y erosionaron su estatus como fuente de autoridad. La verdad es que quemaron cientos de miles de millones de shekels en vano: para atemorizar, para tests inútiles, para cuarentenas destructivas y para interrumpir la rutina diaria de vida en los últimos dos años.

Destruyeron la educación de nuestros hijos y su futuro. Causaron a los chicos que se sientan culpables, estén asustados, que fumen, beban, se vuelvan adictos, dejen la escuela y entren en conflictos, tal como atestiguan directores de escuelas de todo el país. Dañaron los medios de subsistencia, la economía, los derechos humanos, la salud mental y la física. Calumniaron a colegas que no se rindieron frente a ustedes, incitaron al pueblo en contra (formando grietas), dividieron a la sociedad y polarizaron el discurso. Calificaron, sin ninguna base científica, a las personas que optaron por no vacunarse como enemigos públicos y como propagadores de enfermedades. Promovieron, de manera sin precedentes, una política draconiana de discriminación, negación de derechos y selección de personas, incluidos niños, por su elección médica. Una selección que carece de toda importancia epidemiológica. Cuando se comparan las políticas destructivas que ustedes lideraron con las cuerdas adoptadas por otros países, se puede ver claramente que la destrucción que causaron solo agregó víctimas además de las del virus. La economía que destruyeron, los desempleados que causaron y los chicos cuya educación destruyeron son las víctimas excedentes como resultado de sus propias acciones únicamente.

No hay actualmente emergencia médica, pero ustedes la mantienen ya desde hace  dos años debido a sus ansias de poder, presupuestos y control. La única emergencia actual es que ustedes aun determinan las políticas y mantienen grandes presupuestos para propaganda e ingeniería de conciencia en lugar de dirigirlas para fortalecer el sistema de salud. Esta emergencia debe parar.

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