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América del Norte Economía y producción - 17 Jun 2021

ESTADOS UNIDOS | La inflación entre el Covid-19 y la amenaza de China

El dato de Índice de Precios al Consumidor (o CPI) de este país publicado el último jueves arrojó, para mayo, una suba de 0,6% mensual y 5% interanual. Dentro de ese promedio heterogéneo, la energía aumenta 28,5% anual, y particularmente los commodities energéticos, como gasolina y fuel oil, crecen todos por encima del 50% interanual. Mientras que otros ítems, como el precio de autos usados y boletos de avión aumentan 29,7% y 24,1%, respectivamente.

Al observar la serie histórica del CPI del Bureau of Labor Statistics de 1915 a la fecha se puede observar que, antes de la finalización del patrón oro en 1971, solamente en 3 momentos claramente diferenciados el índice en cuestión superó el 10%.

Durante la Primera Guerra Mundial, en la Segunda Guerra Mundial y en la Guerra de Corea. Es decir, la inflación tiende a acelerarse en Estados Unidos en momento excepcionales de elevado gasto estatal, particularmente militar, así como de conflictos mundiales de gran envergadura que movilizan a la economía estadounidense y alteran bruscamente los precios relativos.

Actualmente, Estados Unidos no se encuentra en guerras de envergadura, como las observadas en el Siglo XX y se convirtieron en los principales productores de hidrocarburos del mundo con la revolución del petróleo y gas no convencional producida en la última década.

Lo que sí está presente hoy es la existencia de una pandemia mundial que indujo incrementos del gasto e inversión pública solo vista en períodos bélicos excepcionales, combinada con restricciones obligadas de la oferta productiva como consecuencia de las restricciones impuestas a la circulación y actividad social.

Como si fuese una ironía, a medida que el coronavirus se repliega ante el poder del complejo farmacéutico estatal y privado norteamericano, vuelve a estar más presente que nunca la reaparición de un nuevo rival externo para los estadounidenses, también con epicentro en Asia, más precisamente China.

La estrategia provisoria de seguridad nacional publicada en marzo de 2021 por la Casa Blanca menciona a China como el único competidor potencialmente capaz de montar un desafío sostenido al sistema internacional. En consecuencia, ya desde la presidencia de Donald Trump y desde la estrategia de seguridad nacional publicada en 2017, Estados Unidos parece haber reaccionado al continuo fortalecimiento relativo de China a nivel regional y global comenzando a movilizar lentamente su poder infraestructural.

Es decir, más allá de la duración de la actual política de bajas tasas de interés en Estados Unidos, nuevamente se está en un momento histórico donde políticamente se define la necesidad de incrementar el gasto estatal para dejar atrás completamente la crisis económica desatada por el coronavirus así como para mantener el liderazgo económico y tecnológico a nivel global, que está parcialmente comenzando a ser desafiado por China.

El pasado no determina el futuro pero ha mostrado que la política y geopolítica prevalecen en última instancia sobre muchos libros de textos de teoría económica. Cuando surge una amenaza existencial a los intereses vitales políticamente definidos por Estados Unidos, la economía es estatalmente movilizada y el CPI puede acelerarse a niveles excepcionales. Queda por verse si, al igual que en los 100 años previos, los aumentos de precios observados recientemente son transitorios o existe un cambio de patrón en el comportamiento de los mismos hasta ahora no observado.

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