El Hospital San Juan de Dios se encuentra dividido en dos áreas edilicias: una para el tratamiento de enfermedades infecciosas, creada en el año 1889 (Área A), y un área para el tratamiento de patologías torácicas inaugurada en el año 1949 (Área B). A partir del año 1922 toma el Nombre de “San Juan de Dios”.
La planta física del área A comenzó a construirse en la década de 1880, ubicando 4 pabellones en el interior de la manzana de las calles 25 y 70 con sentido norte-sur, ubicando los servicios generales de cocina por detrás de los pabellones. El criterio de asoleamiento y orientación fueron determinantes en la decisión arquitectónica de ese entonces en concordancia con la corriente higienista que inspiró el proyecto urbanístico de la Ciudad de La Plata. Con el correr de los años se fueron construyendo pabellones para enfermos de lepra y para presos tuberculosos, además de un lavadero mecánico. La condición de reclusión del paciente era una necesidad de la época, ya que el criterio sanitario no era la cura. Esto se materializa en la idea de pabellones aislados y no conectados con la estructura original. La ubicación de estos edificios constituye la primera ruptura en cuanto al crecimiento del viejo hospital, ya que sin dejar de considerar el criterio de aislamiento, se rompe la organización propuesta en la primera etapa.
En el año 1949 se construye el Instituto de Tisiología que surge de las nuevas necesidades y de la precariedad del viejo hospital en la manzana de 70 entre 27 y 28 (Área B). Cuenta con una placa en Planta baja y cuatro pisos con dirección este- oeste, tomando como criterio sanitario la ubicación de las salas de internación de cara al norte, componiendo la fachada con terrazas de expansión para los enfermos. En la década de 1980 se realiza la anexión del Centro de Terapia Intensiva. Se ubica por detrás del edificio existente como una forma autónoma, solo relacionada con aquel por una circulación, generando entre ambos espacios residuales dentro de una manzana libre casi en su totalidad.
El cambio y la evolución de las técnicas modifican completamente la configuración arquitectónica de un edificio hospitalario. De esta manera, el hospital que surgió como una concepción higienista de pabellones aislados y espacios abiertos, debe adaptarse hoy a un carácter centralizado, atendiendo a nuevas necesidades, requerimientos y criterios interdisciplinarios. En la actualidad las 3 manzanas que contienen al hospital se expresan como una única unidad funcional.
Principios
- CONTRIBUIR A LA SOCIEDAD: Trabajar siempre por la misión, visión y valores del Hospital.
- IMPARCIALIDAD Y HONRADEZ: ser honestos e imparciales en nuestra conducta colectiva y personal; sin integridad personal no podremos ser respetados ni respetarnos a nosotros mismos.
- COOPERACION Y ESPIRITU DE EQUIPO: Unir habilidades para metas comunes.
- ESFUERZO PARA EL MEJORAMIENTO: ir permanentemente a la búsqueda de la excelencia.
- CORTESIA Y HUMILDAD: ser siempre cordiales, modestos y respetuosos.
- ADAPTACION Y ASIMILACION: Adaptar continuamente nuestro pensamiento y comportamiento para hacer frente a las condiciones variables que nos rodean para tratar de actuar en armonía con el ambiente.
- GRATITUD: ser agradecidos nos permite tener una inagotable fuente de alegría y vitalidad que nos permitirá superar cualquier obstáculo.